11 consejos infalibles para declararte a una amiga

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Hay una serie de preguntas que todo el mundo se hace al menos una vez en la vida como: ¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos?, ¿A dónde vamos?, ¿Cómo será el pelo natural de Nicolas Cage? o ¿Es posible que quiera ser más que mi amiga? Pongámonos en situación. Estás locamente enamorado de tu amiga Cristina. Quedáis algún fin de semana, habláis por Facebook, ella te cuenta que ese tal Rober está siendo un impresentable y tú te preguntas por qué se ha fijado en ese ser apático con entradas y halo de opaca indiferencia. Os presentó un amigo en común y llevas enamorado de ella unos cuantos meses, en concreto desde aquella tarde viendo la exposición «Marcel Duchamp: colección del Club Deportivo Alcoyano» en la que te diste cuenta que su intermitente risa era la más contagiosa y hermosa del mundo.

Desde entonces atraviesas lo que viene a bien denominar como el síndrome Schrödinger: a un instante te ves vivo porque percibes acercamiento, al siguiente te ves muy fuera. Habéis empezado a pasar más tiempo juntos, escuchándola, apoyándola, incluso te has acostumbrado a dormir en su casa sin que pase nada, abrazado a su cojín de Ikea. Estás en esa endeble frontera entre la caballerosidad y el pagafantismo, en la que pareces haber bloqueado cualquier ápice de tensión sexual (suya, por supuesto). Existen numerosos estudios sobre si un chico y una chica pueden ser solo amigos. La mayoría de ellos coinciden en que ambos sexos difieren en su consideración del término «amigo». Para ellas, ser sólo amigos es posible. Aplicando el concepto masculino nos enfrentaríamos a un riesgo severo de superpoblación. (Aunque siempre hay notables excepciones)

Por tanto, decides que es el momento de actuar. En primer lugar conviene evaluar los pros y los contras de perder su amistad por una supuesta relación. También has de analizar exhaustivamente las señales que te ha mandado: la forma de mirarte, la forma de no mirarte (esto es importante), la ropa interior que se pone cuando duermes en su casa (sí, hay una ropa interior con la que sabes con absoluta certeza que no está intentando seducirte), si te tiene bloqueado en el móvil o si ha dicho las palabras prohibidas: «eres como un hermano para mí».

Una vez analizadas sus señales, es hora de emitir las tuyas para que ella vaya percibiendo que quieres algo más:

1. Empezar por algo discreto como crear una página web que se llame “Crisestoysecretamenteenamoradodeti.com”.

2. Prepararle un baño de espuma, con velas perfumadas y Barry White en la bañera.

3. Apuntarte al programa de la MTV. Porque, ¿A quién no le gusta que se le declaren por televisión sin previo aviso?

4. Empezar a salir con chicas que se parezcan físicamente a ella de un modo escalofriante.

5. Mandar varios SMS a Punto Pelota que digan «Cris, deja a Rober. TKM.».

6. Hackear sus cuentas de correo. Averiguar de ese modo si le habla de ti a sus amigas. Aprovechando que dispones de sus contraseñas, mandarle mensajes privados al tal Rober con vehementes insultos.

7. Empezar a vestir, hablar y andar como el tal Rober. Hasta dejarte entradas.

8. Comprarte un perro y ponerle su nombre. Referirte al mismo constantemente: “Me muero de ganas de llegar a casa y estar con Cris”, “Me muero de ganas de pasear con Cris”, “Me muero de ganas de ducharme con Cris, ¿Ducharme?, ¿He dicho ducharme? Jeje, no, no, me refería a lavarle”..

9. Arrancarle un pelo y mezclarlo con cinco pétalos de Rafflesia Arnoldii y agua recogida en un manantial durante una noche de luna llena.

10. Componerle una canción y recitarla vestido de trovador frente a su ventana. Recaudar euro y medio, un chicle de menta y un folleto publicitario de 2×1 en el Burguer King de la esquina.

11. Decirle: «Ahora no me puedes rechazar, «¿O ES QUE LLEVO UN AÑO SIENDO TU AMIGO PARA NADA?».

Si inexplicablemente estos consejos no funcionan, ármate de valor y sé sincero. Llevas demasiado tiempo hablando sin decir nada. Aunque te parezca que entre la amistad y una relación están las puertas tenebrosas Mordor y las sombras te rodean, a veces se pueden atravesar. O como diría el cartero comercial: siempre podrás llamar a otra puerta.

Via: revistaqq.com

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